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Tres formas equivocadas de buscar el éxito

Escrito por Rindegastos | 18-05-2015 19:49:00

Existe un gran obstáculo a la hora de plantearse metas en los negocios o en la vida en general, y es preguntarse anticipada y ansiosamente si la idea o el objetivo propuesto va a tener éxito. Esta pregunta formulada de una forma incorrecta suele generar resultados directamente opuestos a los esperados, ya que alcanzar el éxito depende de una sucesión de acciones tomadas con prudencia, resiliencia, inteligencia, y un arduo trabajo emocional y preparación profesional.

Por tal motivo, comenzar a pensar una idea y a continuación hipotetizar sobre el resultado de la misma, no es más que una mera distracción de la mente, que lo único que logrará es apagar el fuego de la innovación y la creación poniendo peros y objeciones en lugar de mejoras y soluciones.

Sin embargo,  no sólo apresurarse a la hora de prejuzgar una idea es un elemento nocivo para la concreción de metas. En el camino se presentan infinidad de situaciones y desvíos que atentan directa e indirectamente con la realización de nuestros proyectos.

1.- Omitir que el factor mental juega un rol fundamental a la hora de triunfar

Generalmente se suele pensar que para conseguir el preciado éxito basta sólo con delimitar objetivos, reunir el capital necesario y erigirse como un experto en el campo que se pretenda trabajar. Lo cierto es que, como si todos estos aspectos no fueran los suficientemente difíciles, hay un elemento de mayor importancia aún.

Este es el dominio y preparación de nuestra mente. La mente no entrenada opera de una forma convencional y pretende a toda costa eliminar la mUn plan de negocio, un emprendimiento, o ayor cantidad de riesgos posibles. Vale decir, que si una persona se encuentra dudando entre dejar su trabajo en relación de dependencia y armar con pasión y energía su propio startup, es muy posible que los argumentos mentales más sólidos se inclinen por mantenerse en la zona de confort.

Así, la mente empleará sus verdugos más confiables: “el miedo al fracaso”, “a la pérdida de estabilidad y dinero”, “al tiempo”, “a la competencia” y cuantos etcéteras más se requieran para sucumbir en la decisión de no tirarse de lleno en el terreno desconocido que es emprender.

2.- No analizar correctamente los fracasos anteriores

De los errores y los fracasos se aprende, es cierto. Pero también es verdad que hay que saber leer oportunamente cada error pasado para poder engrandecerse de la experiencia y seguir adelante con renovadas ideas y entusiasmo. No por el simple hecho de ir de fracaso en fracaso se alcanza el éxito. Si esta premisa fuera verdadera, sería un hecho fáctico que todos alcancen sus aspiraciones y sueños.

No obstante la mayor parte de la humanidad fracasa cotidianamente, y es sólo una minoría quien logra triunfar en sus proyectos. Intentar, persistir, buscar caminos alternativos, no desmoronarse y entender la causa de los antiguos errores para corregirlos y evitarlos en un futuro son en definitiva los pilares en donde con hilos prácticamente invisibles se va construyendo el éxito.

3.- Creer que triunfar es conseguir dinero, status social o reconocimiento

No existe nada más nocivo en el mundo que realizar una acción movilizado por los sentimientos equivocados. Emociones como la necesidad de afirmación de los demás, envidia de los lujos o posición económica ajena o la creencia que con sólo poseer dinero se logrará una vida plena y feliz atentan sigilosamente con las verdaderas oportunidades de ser exitoso.

Un plan de negocio, un emprendimiento, o un equipo de trabajo deben nacer de las ganas de superación y el amor por las actividades que se elija realizar. Afirmaciones como “Quiero triunfar para que todo el mundo sepa lo que valgo” o “Cuando tenga dinero voy a poder hacer lo quiera sin rendir cuentas a nadie y seré feliz”, son tan vacías de contenido sustancial como pocas las chances de triunfar.

Ahora bien, es posible que la rabia, ira, enojo o bronca sean una forma de llegar a una buena posición económica o tener “fama” y repercusión, pero si esa persona no está realizando una actividad que disfrute realmente, sólo se mueve por el afán de superar a otros y no a sí mismo, o siente que puede comprar la plenitud con dinero, ¿se puede hablar realmente de éxito?

Fuente: Pulso Social