La revolución digital no solo trae consigo innovadoras tecnologías aplicadas a la vida diaria de los usuarios. También plantea importantes desafíos para gobiernos y empresas respecto a cómo regular la gran cantidad de información que hoy existe gracias a Internet.
En este contexto, a comienzos del mes de julio, el parlamento europeo votó y rechazó la controvertida reforma a la legislación sobre los derechos de autor de la Unión Europea (UE).
¿Habías oído hablar de ellas? Aquí te entregamos algunas pistas para que conozcan de qué se trata esa iniciativa y sus efectos sobre las comunidades en Internet.
Propuesta por la Comisión Europea en septiembre de 2016, esta reforma tiene como objetivo, según menciona, modernizar los derechos de autor para adaptarlo a la era de la revolución digital.
La iniciativa presentaba una extensa modificación a la legislación comunitaria de UE sobre derechos de autor en el escenario digital.
Mientras agencias de prensa, discográficas, estudios de cine y hasta artistas se manifestaron en apoyo a esta reforma; las grandes firmas de internet estadounidenses y activistas la consideraron como una impedimento para la libertad de expresión, refiriéndose a la legislación como la reforma “link tax” (impuesto al link).
Tal fue el caso de Wikipedia, que en la antesala a la votación generó polémica al mantener inaccesibles sus contenidos en al menos tres países de Europa a modo de protesta.
Dos aspectos fueron los más polémicos: el esfuerzo por incrementar los ingresos de los editores de prensa y el de acabar con el contenido que evade los derechos de autor en Internet.
El primero de ellos, el artículo 11, postulaba que cada miembro de la Unión Europea podría crear un nuevo derecho de autor sobre las noticias, enlanzando a un sitio web estas informaciones, satisfaciendo así las limitaciones y excepciones de las leyes de los 28 países que forman la UE.
El segundo, indicado en el artículo 13, señala que los proveedores de servicios que permitan a los usuarios subir contenido tendrán que tomar medidas para asegurar el cumplimiento de los derechos de autor de dicha información.
Es decir, desde Twitter a Wikipedia, incluyendo todo tipo de foro o comunidades online, tendrían que monitorizar y filtrar los contenidos subidos por sus usuarios, usando lo que llamaron como "técnicas efectivas de reconocimiento de contenidos".
Este rechazo en la Eurocámara significa que el Parlamento Europeo no puede iniciar las negociaciones sobre esta reforma con los Estados miembros y la Comisión Europea.
Los parlamentarios deberán volver a tratar el texto en comisión y será nuevamente presentado para un voto por el pleno en septiembre de 2018.