La creatividad, no es algo exclusivo y que solo tienen algunos “prodigio” como muchos podrían pensar; es una habilidad que se puede aprender, desarrollar y perfeccionar. Una vez que se incorpora en la vida, se puede usar para resolver problemas de formas innovadoras.
Sin importar que el problema que se tenga que resolver, la creatividad es tu herramienta de poder. Y hoy queremos compartir con ustedes, cómo tres de las mentes más brillantes y creativas de la historia usaron este regalo para cambiar el mundo, y cómo estas herramientas se pueden adaptar para poder hacer lo mismo.
Pablo Picasso: trabaja de adelante hacia atrás
Para muchos emprendedores y empresarios, no hay nada más desalentador que una pizarra en blanco. “¿Qué tipo de negocio debo comenzar?”, “¿mi idea es buena?”.
Preguntas como éstas nos pueden perseguir con insistencia, y a veces nos hacen tirar la toalla antes de comenzar. Tener ideas buenas puede ser realmente difícil. Picasso lo sabía, así que diseñó una estrategia sencilla para Evita los bloqueos creativos
Él dijo: “Las ideas son, simplemente, puntos de partida. Pocas veces puedo asentarlas cuando llegan a mi mente. Tan pronto empiezo a trabajar, llegan otras. Para saber lo que voy a dibujar necesito empezar primero… Cuando me encuentro frente a una página en blanco, eso siempre pasa por mi cabeza. Lo que plasmo a pesar de mí mismo me interesa más que mis propias ideas”.
Para Picasso, la clave era comenzar antes de saber exactamente lo que iba a hacer. Es decir, trabajar a pesar de sí mismo. Para él la inspiración no provenía de una idea original, sino de lo que ocurría cuando se permitía empezar a trabajar sin la restricción del miedo a fallar. Para encontrar una gran idea quizá debas empezar al revés: trabajando primero. Después, deja que tu trabajo te guíe a tu punto máximo de creatividad.
Recuerda: la esencia de “ser creativo” es “crear”. Así que empieza a crear algo.
Stephen King: establece cuotas diarias de trabajo
King es uno de los autores más prolíficos de nuestra generación: ha escrito 55 novelas, de las cuales 49 fueron best-sellers, cientos de historias cortas y media docena de libros de no ficción. Pero, ¿cómo consigue dar rienda suelta a la bestia creativa de manera tan consistente y con una calidad tan alta? Su respuesta no debería sorprenderte:
“Si quieres ser escritor debes hacer dos cosas por encima de todas las demás: leer mucho y escribir mucho. No existe, hasta donde yo sé, un atajo para evitar esto”.
El autor escribe alrededor de 10 páginas al día, es decir, 2 mil palabras, siete días a la semana, todas las semanas. Sí, incluso en vacaciones. ¿Este nivel de dedicación y consistencia te parece una locura? Considera el hecho de que crear una cuota diaria de trabajo y ajustarse a ella es uno de los hábitos más poderosos que jamás podrás crear.
Simplemente imagina cómo sería tu vida si tomaras ese “hobby” como algo serio, aprendieras su lenguaje y comenzaras el negocio. ¿Qué pasaría si trabajaras en él sin parar por 365 días? Tendrías resultados increíbles. Podrías ser el siguiente Stephen King de tu campo. Así que ya lo sabes: establece una cuota pequeña y trabaja en ella cada día.
Albert Einstein: el juego combinatorio
Einstein es el físico más famoso de la historia, pero también era violinista y pianista aficionado. Con frecuencia, incorporaba ideas de su entorno musical a su trabajo como físico para hacer frente a problemas difíciles.
Con el fin de superar las planicies en el trabajo y ver los problemas desde perspectivas diferentes, Einstein usaba su mente para mezclar conceptos y reorganizarlos a su voluntad –un proceso que él llamó “juego combinatorio”–.
Aunque podría parecer un poco complicado para algunos, el enfoque de Einstein es en realidad bastante simple: desnuda tus ideas hasta sus componentes más básicos, es decir, sin palabras. Después usa esas visualizaciones como piezas de un rompecabezas y prueba diferentes arreglos para ver cuáles encajan. Combina elementos aparentemente dispares y busca nuevos patrones. Juega.
Fuente: Soy Entrepreneur